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El Gran Teatro Antonio Ferrandis acoge la LIII edición de los Juegos Florales

Raquel Cantarero y su corte de honor presidieron esta tradicional gala, en la que se resolvieron los ganadores del concurso literario con piezas dedicadas a Paterna. También se hizo entrega, al final del acto, de los esperados Coets d'Or.

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El Gran Teatro Antonio Ferrandis acogidó ayer la tradicional celebración de los Juegos Florales. En su LIII edición, la gala ha estuvo presidida por la reina de las fiestas, Raquel Cantarero, y sus cuatro damas de la Corte de Honor: Marta, María, Natalia y Lara.

El primer premio en entregarse fue el más importante de todos: el de la flor natural. En esta ocasión, fue la escritora Laura Cabedo Cabo, con su poema Llínies, quien se alzó con el distintivo galardón. Por supuesto, y como es costumbre, la ganadora hizo solemne entrega de esta rosa a la reina de las fiestas, coronándola también, de este modo, como la reina de los Juegos Florares.

Acto seguido se procedió al reparto del resto de premios. La Torre d’Or, reservada para la mejor pieza poética dedicada al pueblo de Paterna, fue para Miquel Lluís Rubio Domingo, con L’Auca a Paterna inspirada, precisamente, en nuestra torre.

Después llegó el turno de las composiciones en prosa. La primera distinción, que recaía sobre los relatos cortos, fue de nuevo para la ganadora de la flor natural: Laura Cabedo Cabo, con su escrito 300 vidas. Tras este, llegó el premio especial patrocinado por la Federación de Interpeñas que, por supuesto, debía ser una oda al amor de Paterna por su Cordà y fiestas del fuego. El vencedor en esta categoría fue Alfons Morcillo Pons, con El traje de Antonio. Finalmente, la última victoria en prosa, denominada Cosas de Paterna, recayó sobre Andreu Vargues Ruiz por su In memoriam.

El final de la entrega de premios dio paso a la voz de la mantenedora, que este año fue María Amparo Salvador. Sus primeras palabras estuvieron dedicadas a la vasta historia de los Juegos Florales, cuyo nacimiento se remonta a siglos y siglos atrás. Bajo el lema Fe, patria y amor, palabras que son consigna y bandera de los Juegos Florales, hizo una extensa reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad. Acerca de su evolución, futuro y aspiración al empoderamiento e igualdad de género, que solo se conseguirán gracias a una educación que comience desde la infancia. En definitiva, apeló a su libertad de elección para ocupar en la sociedad el puesto que cada una decida.

Tras este intenso discurso, se dio por concluido el acto puramente dedicado a los Juegos Florales y se procedió a la imposición de la máxima distinción que Paterna da sus festeros: el Coet d’Or. Este año, el ansiado reconocimiento ha sido para Antonio Baviera, la Federación de Interpeñas y la comparsa cristiana Vilaragut.

El primero de ellos fue presidente de la Real Cofradía por diez años, desde el 2006 hasta el ejercicio anterior, en el que abandonó definitivamente su puesto. Los segundos, cómo no, son conocidos en todo el municipio por ser los máximos representantes del fuego en las fiestas. Todas las peñas de Paterna están afiliadas a esta Federación, y juntas preparan todos los actos del fuego previstos a lo largo del año. El más especial, la Cordà, que ya ha estrenado su título de fiesta de interés turístico nacional. Finalmente, Vilaragut es una comparsa que, desde su fundación en el año 2004, no ha dejado de luchar por enriquecer las fiestas de la localidad. En el año 2009 vivió su primera capitanía, y en ella llevó a cabo actos tan importantes como el Calvari Rock Festival, para los más jóvenes, o la primera concentración motera solidaria de Paterna.

 

 

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