Cuando Mónica Coniglio habla de tiro con arco, lo hace con la naturalidad de quien ha crecido con él. “Empecé con seis años, vi un kit en el Decathlon y le dije a mis padres que quería probarlo”, recuerda entre risas. Hoy, más de una década después, es campeona de España, acumula medallas en distintas categorías y entrena cada semana en el Club Carraixet de Bétera, donde se ha convertido en una de las promesas más firmes del tiro con arco valenciano.
Sus primeros disparos fueron casi un juego, pero la puntería no tardó en hacerse notar. “Probé tenis y natación, pero el arco fue lo mío”, confiesa. Con el tiempo llegaron los entrenamientos, las primeras competiciones y un momento que nunca olvidará: su primer Campeonato de España. “Fue justo después de hacer la comunión. Estábamos en plena pandemia y mi padre no podía entrar a la pista. Gané en la última flecha, en un desempate. Cuando lo vi, no me lo creía.”
Desde entonces, Mónica Coniglio ha subido al podio nacional en múltiples ocasiones: “El año pasado gané cuatro oros, en individual y por equipos mixtos, tanto en sala como en aire libre.” Con apenas 17 años, compite en la categoría júnior y ya ha rozado la élite absoluta, donde también se llevó una plata por equipos.
Mónica entrena dos veces por semana, los miércoles y sábados. En su rutina manda la concentración: “Si no estás calmado, la flecha no va donde quieres.” Dispara a 18 metros en sala y hasta 50 metros en aire libre, aunque prefiere la primera. “Fuera hay bichos, viento y sol… en sala todo está más controlado”, bromea. Durante la pandemia, convirtió el pasillo de su casa —de apenas ocho metros— en su propio campo de tiro: “Puse un parapeto sobre una mesa y un colchón en la pared por si fallaba. Así entrenaba cada día.”
El tiro con arco en casa de los Coniglio es casi una tradición. “Cuando empecé, también se apuntaron mis padres. Mi padre ahora es el vicepresidente y mi madre la secretaria del club.” Aunque ninguno de los dos sigue compitiendo, la acompañan en cada paso: “Mi padre es como mi segundo entrenador. Me lleva a los entrenamientos y me corrige. Y cuando lo hago mal, me lo dice claro.”
Con una madurez impropia de su edad, Mónica habla del futuro sin perder los pies del suelo: “Sueño con ser campeona del mundo, pero es complicado. Hay que entrenar mucho más.” Su modelo a seguir es su propio entrenador, varias veces campeón de España y de Europa. “Me gustaría llegar tan lejos como él.” Mientras tanto, combina el deporte con sus estudios —le apasiona la criminología y quiere ser policía de homicidios— y se prepara para el próximo Campeonato de España, en febrero. “Aspiro a subir al podio otra vez. Si puede ser al primer cajón, mejor.”
